jueves, 10 de noviembre de 2016

2 - Mi niñez en la década 1950/60...

Manuel Valero Ribes
L'avi Manel  #YOSOYAUTISTA

Segundo episodio:

C/ Baleares y cruce con la Riera Pallaresa (1970)
Recuerdo que de vez en cuando una pareja de la guardia civil venían a casa a preguntar por mi padre y si estaba trabajando dejaban la orden de presentarse en el cuartelillo de la guardia civil al día siguiente; al terminar la guerra fue juzgado por rojo y no ser creyente; despedido del trabajo en la fábrica de papel de Burriana (Castellón) donde eran de origen toda mi familia viniendo a vivir a Barcelona; como muchos buscando trabajo, que en su tierra no lo había o eran despedidos y supongo que las órdenes de la guardia civil serían para controlarlo o por las visitas del dictador a Barcelona que la primera vez que vino los llevaron desde el trabajo en camiones a recibirlo.

Nosotros los niñ@s tuvimos una infancia feliz pese a las dificultades del entorno, creo que fuimos muy afortunados y ser felices cuando nos juntábamos todos los amigos para jugar y entre todos hacíamos trabajar la imaginación y también la suerte de poder jugar en medio de la calle al no pasar ningún coche y no tener el peligro de ahora, tan solo dos camiones en el barrio de padres de mis amigos que trabajaban y aparcaban el camión en la calle, el Citröen del médico Gené, los camiones de suministrar a tiendas y bares y el del hielo en barra para las neveras de la época que todos los chavales íbamos detrás para poder alcanzar trozos de hielo desprendidos del corte de las barras y los repartidores nos dejaban coger en verano, lo chupábamos y estaba riquísimo  y refrescante, los cuatro carros con caballos, alguna moto y bicicletas que circulaban por la calle sin asfaltar y sin aceras, uno de ellos el carro de la basura que un día de crecida de la Riera, intentó cruzar y se llevó la riada carro y caballo.
Y hoy a nuestros niet@s no los dejamos de la mano, siempre controlados..., en casa o en el parque, con juguetes fabricados industrialmente donde no desarrollan la imaginación de crear y ejercitar la mente y con las nuevas tecnologías infernales y de dominio de la mente por el poder, controlado desde los televisores, móviles, iPad, consolas y un largo etcétera de come cocos que pasan las horas muertas sin relacionarse con otros niñ@s y dejándose la vista en las pantallas.

Nuestros juegos, siempre eran de relación con tus iguales, jugar al fútbol en los terrenos que hoy ocupa la escuela ordinaria Pallaresa (entre la calle Gaspar y el Prat de la Riba) y con cuatro piedras se hacían las porterías; o con la bicicleta de un amigo que era compartida por todos y así aprendimos a montar todos, mi primera vez bajando por la calle Baleares y de subida un camión, me puse tan nervioso que directo fui a chocar contra un palo de la luz (ese fue mi comienzo) con el tiempo y sin tener mi bicicleta propia la guiaba sin manos. Hacíamos patinetes de madera de dos y tres ruedas con cojinetes (como ruedas), bajando la calle Baleares a toda pastilla; con cañas hacíamos jabalinas o lanzas con tres plumas de gallina en la parte superior y desde un terreno elevado en la calle Gaspar tirábamos la lanza haber quien llegaba más lejos y la clavaba en un terreno blando más abajo, parece mentira lo expertos que fuimos en tirar la jabalina y poder lograr una distancia de 30 ó 40 metros y clavarla en el suelo y según la temporada se pasaba de un juego a otro, las chapas de refresco, a los "güitis" huesos de albaricoque que también hacíamos pitos rascando en un bordillo o pared hasta hacerles un agujero, "les galdufes" o peonzas, las bolas, al burro, al caballo, la cuerda de saltar, estirar la cuerda, el pañuelo, juego de las "pañoras", la "charranca" rayada en la tierra, al toca pared, a esconder, la gallina ciega, el beli, un aro que conducíamos con una horquilla de alambre, etc. y al anochecer sentados en corro en plena calle explicar chistes  o aventuras, se nos hacía de noche y cuando mejor estábamos nos llamaba nuestra madre a grito pelado que se oía en todo el barrio y para casa, colegio al día siguiente, a la salida merienda, pan con chocolate o con aceite y vuelta a la calle a seguir jugando. 
Algunos sábados y domingos venían de Barcelona aficionados de aereomodelismo  con sus aviones a motor  que los hacían volar  sujetos a un cable y daban vueltas y vueltas y giros en el aire y también aficionados al tiro del arco olímpico, nos gustaba verlo y estábamos horas viendo sus actividades y lo hacían en el campo de fútbol donde nosotros jugábamos a pelota. 

Eramos chicos educados y con unos padres que se preocupaban de nosotros, éramos dóciles y obedientes, pero todos juntos y en la calle hacíamos travesuras como dejar una cartera en medio de la calle y tirar de la cuerda escondida con tierra cuando alguien intentaba cogerla, trampas en el suelo con estiércol de caballo e intentar que otro amigo cayera en la trampa disimulada con cañas, papel y cubierta de tierra, entrar en los huertos del barrio a coger patatas y panochas de maíz que las asábamos en un fuego en mitad de la Riera, tirar a la hoguera un peine de balas rubinado de fusil mauser encontradas en la Sierra y salir disparos en todas direcciones, suerte que no tocó a nadie, romper bombillas de las farolas de la calle, tocar timbres y salir corriendo, nos íbamos andando hasta la Trinidad Vieja pasando el río Besòs (por la parte seca que sus aguas se sumergían por debajo  de tierra) y también una via de tren con dirección a Montcada y Granollers sólo para bañarnos en un "rec" de agua (regadio) como una piscina y allí aprendieron casi todos a nadar y desnudos, menos yo que no me atrevía a bañarme no fuera que mis padres se dieran cuenta por el pelo mojado (el miedo ya me hacía pensar lo que me podía ocurrir) y no se lo que me hubieran hecho si llegan a enterarse.
En una ocasión el Rata me dio un limón grandioso de los dos que llevaba, no se si robados, o no y lo lleve a casa, estaba mi padre y me dijo que de donde lo había sacado explicándole  quien me lo dio y me lo hizo devolver al instante diciendo... Ves al Rata y se lo devuelves y que sea la última vez que coges algo sin saber de donde procede...  Y lo de aprender a nadar lo hice en la piscina del Olimpo que hicieron unos años después.

Hacíamos barbaridades que no dejaban de ser travesuras de niñ@s, en ocasiones muy peligrosas como entrar en la cloaca que iba de la Clínica Mental al río Besòs; por la riera se veía en algunos tramos el túnel que asomaba por debajo tierra a causa de las riadas que arrastraban  piedras y arena y dejaban el túnel a la vista, entrar en su interior abriendo una tapa y salir en el río era una aventura entre desagües y ratas; y en la ruina de la iglesia destruida en la guerra, y que nunca se reconstruyó recorrerla por dentro entrando por una ventana y sentir la emoción  como unos aventureros en unas ruinas (años más tarde fue derruida en su totalidad y se construyó una pequeña parroquia) y de todas estas hazañas nuestros padres no se enteraban de nada..., al pensar que jugábamos a cosas sin peligro, en resumen y visto a través de los años "mucho miedo a nuestros padres y muy poco a todos los peligros  que nos rodeaban y buscábamos...!!!

Seguirá...

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